dulce introducción al caos

Siempre llegarás a alguna parte si caminas lo suficiente.

I.

Yo. Soy una chica normal y corriente. Castaña y de ojos castaños, lo más simple y normal del mundo, y quizás sin ningún punto que se pueda calificar de especial. Una tauro cabezota.
Me dedico a crearme mis propias historias patéticas dentro de mi cabecita. Y a pensarlo todo mucho, no suelo ser muy habladora con todos, gran parte de esto es porque aprendí a escuchar. A veces sólo soy un poco rara, pero qué decir, me gusta escaparme un poco de la rutina. Me dedico a ir cambiando el color de mis uñas, y a salir siempre con anillos, pulseras y pendientes; me sentiría incómoda no llevándolos, aunque hayan algunos accesorios que a veces me agobien. Soy un poco coqueta, para qué negarlo. Pero no se me da muy bien. 
Me gusta bastante salir a tomar el aire, con amigos, siempre. Aunque no negaré que hayan días que me aten al sofá para ver alguna que otra peli o serie. 
Me gusta escribir, y leer. De los dos se me da mejor lo segundo, probablemente eso fuera lo que me lanzó alguna vez a agrupar alguna que otra frase de palabras sin sentido. Escribo y leo como si el resto del mundo tuviera menos importancia. Y nunca me gustó acabar un texto o terminar un libro, porque suelen dejarme cara de idiota, vacía, muy 'quéseyo'. También a veces escucho música, bueno, siempre estoy escuchando música, creo que no hay día que no escuche música.
Tengo una lista de esas 'interminable' de cosas que hacer antes de morir. Y no he cumplido ni una, bueno sí, miento, quizás cuatro o cinco, pero ya.
Siempre llevo un coletero negro en la muñeca, aunque no me gusta recogerme el pelo, pero en casa la utilizo un montón. 
Uso gafas, pero sólo para ver la televisión o para ir a clase, lograr ver la cara de mi profesor a tres metros y conseguir descifrar los jeroglíficos que escribe en la pizarra.
No me gusta el invierno por el frío, no me gusta el frío, no me gusta el viento que hace que tenga más pelos de loca que los que tengo normalmente. 
Me he ilusionado y decepcionado millones de veces y supongo que ya tengo una especie de barrera cuidadito-con-lo-que-haces-o-dices-que-la-cagas creada para casos parecidos.
Soy un poco desastre, me organizo horriblemente mal, y suelo cumplir muy pocas de las cosas que me prometo a mí misma. Soy un poco patosa, tanto en acciones como de emociones, y no sé, es que siempre tuve una piedra a cada paso que daba que ya me tropiezo por todo, literalmente, y metafóricamente también ¡qué narices!
No tengo ningún cantante o grupo favorito, me gustan muchos y muy diferentes, tampoco tengo una canción, siempre acabé aborreciéndolas u odiándolas por millones de razones. 
No soy fan de nada, ni de nadie. No me gustó nunca saberme la vida completa de nadie, si casi me aburre hasta la mía, como para estar pendiente de otra que no sabe ni que existo.
Me encantan las fotos. Me gusta verlas, aunque no sean hechas por mí, si tienen algo que me llame la atención, por muy simple que parezca, puedo tirarme varios minutos mirándolas.
También me gusta la pintura, en concreto me gusta dibujar, y siempre me resultó interesante y bonito el arte (cine, teatro, danza, pintura...), aunque en concreto esa. En mi tiempo libre o momentos de aburrimiento probablemente me encuentres haciendo dibujos en un papel, en una mesa de clase.
Creo que no soy para nada como la gente quiere que sea, ni siquiera me parezco un poquito. Pero soy así. Y me gusta ser yo y no otra, aunque haya veces que ni yo misma me soporte.
De pequeña siempre me encantaron los batidos de vainilla, crecí y me pasé al chocolate. 
Me encanta ir de compras, y ver algo que me guste. Odio ir de compras y no ver nada. Adoro visitar sitios nuevos, y aprender cosas. Creo que tengo una obsesión con los búhos. No sé por qué, pero me encantan, al igual que las plumas. 
No soy una chica muy de tacones. Las cosas como son, soy un poco pato para un taconazo. Preferí ir de zapato plano a fardar de taconazos y andar como un caballo. Y esto es así.
Quiero aprender a tocar la guitarra y a sacar fotos como un profesional. 
No soy rubia y no me gusta la cerveza. Tampoco mido 1'70 y a veces sonrío mucho. Nunca llevo un peinado genial porque soy una chica a la que nunca le sale un peinado genial. Pero el pelo liso y alocado también queda bonito. Siempre pierdo al billar, o gano por potra, y no sé jugar al pócker, pero soy una hacha jugando al mentiroso.
Si saliésemos a cenar, yo no pediría una ensalada, como probablemente haría ella. Y a veces sería tan divertida que te dolería cada centímetro de tu cuerpo de tanto reírte. Pero no esperes esos momentos, salen solos.
Nunca me han enseñado a sonreír, tuve que aprender sola. No suelo enfadarme mucho en serio, es más, desearías que no lo hiciera nunca. Escribo frases y pinto garabatos por todas partes y soy una chica que nunca se acuerda de llamar al día siguiente.
A veces no me sale nada bien, corrijo, a veces no me sale nada mal. Te volvería loco. Nunca sabrías lo que te espera conmigo.
Y quizás también con el tiempo te darías cuenta de que soy algo mimosa, te querría locamente y me equivocaría al decirlo para que lo entendieras al revés, porque las palabras a veces no se me dieron bien.
No me explico bien, y más aún si estoy nerviosa. No intentes que te mantenga mucho la mirada o que hable contigo a centímetros porque necesitaré mirar para otro lado o agachar la cabeza.
A veces, me puede el miedo a fallar, pero si la ocasión lo requiriera sería de volver.

Si no sabes dónde vas, poco importa el camino que tomes.

II.

Me acerqué al espejo, no veo a nadie con claridad. Veo a una chica que está como borrosa. Y no sé si es porque la que mira en el espejo no ve bien o porque realmente la chica es así. Parece niebla, y creo que hasta podría notar el frío sin siquiera tocarla. También parece que si tocas muy fuerte todo lo que hay en el espejo se va a romper de una manera rápida. Aunque no sé si quizás veo borrosa a la chica porque parece que estuviera reconstruida de pedacitos que antes se han roto. Quiero creer que no.
Parece ser una chica que se obsesiona con el tiempo y sin embargo se lo dedica a mucha gente que no hace más que gastárselo.
No sé si de un momento a otro la chica va a seguir ahí porque parece que parpadea, tanto que a veces puedo llegar a no verla, a ver tras ella. Quizás no sea lo principal que pueda ver en el espejo. Está un poco despeinada, aunque parece normal. 
Creo que si la preguntase algo me contestaría tímidamente. He cerrado los ojos un momento para pensar si podría transmitirme algo más y al abrirlos ya no veo nada.



Si así fue, así pudo ser; si así fuera, así podría ser; pero como no es, no es. Eso es lógico.

III.

A veces no oigo nada. A veces no se oye nada más que unos pasos que no son los míos.
Siempre fueron tímidos y parpadeantes, y nunca avanzaban más.
Nunca andé más de lo que debía, por si tenía que retrocederlo, y luego vi que los que más andaban eran los que menos idea tenían de dónde ir. Y no sé.
Sabía que era laberintos, pero que podría pararlos siempre que me viese perdida. Y no. Siempre los laberintos se paraban ya que se veían perdidos conmigo.
Nunca supe si avanzar o quedarme. Pero siempre supe que no quería dar un paso atrás, y fíjate, lo daba constantemente.
A veces no oigo nada. A veces no se oye nada más que yo. Que tú, cabecita.

Había cosas que no se contaba ni a ella misma. Así se guardaba los secretos.

IV.

Quería hablar de la suerte. Dícese del encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual. Eso que no va conmigo, es la suerte.
Se suele decir que hay gente que ya nace con ella. Que ya tienen adquirida la suerte necesaria que haga que todos los planetas se alineen y consigan que las cosas les vaya bien, con tan solo un chasquido de dedos. Y yo, yo si chasqueo los dedos también hago magia, tengo el poder de no preocuparme por nada. Pero suerte. Lo que se dice suerte. No.
Las personas con suerte son aquellas que te cuentan hechos catastróficos que han vivido sin que les pasase nada. Y puede ser una pena que yo no fuera de esas personas. Pero supongo que es suerte eso de tener suerte. Y la suerte y ella-yo- no se llevaban. Aunque yo siempre quise toparme con ella de una vez por todas. De agarrarla fuertemente la mano y decirla que no, que de ahí no se iba.
Pero en eso consiste la suerte. En venir cuando menos lo esperaba. Para que los que nunca nacieron con ella pudiesen tener el honor de convivir con ella al menos un rato.
Puede que esto sea suerte. Hubiese tenido suerte si lo fuera.
Pero no la tuvo. Y la suerte lo quiso así.

V.

Puede parecer que muchas de las veces no me doy cuenta de lo que ocurre, pero sí. 
Puede parecer que soy una cosa o de una manera, y en realidad no me conoces en absoluto. 
Me gustan muchas cosas que nadie sabe, pero me gusta más que las descubran. 
Me gustan las cosas simples, los pequeñitos detalles de los que alguna vez se han hablado, y de las sonrisas sinceras. Está de más decir que no soporto que me mientan, ¿verdad? 
Creo en que hoy, es siempre todavía y en que se podrá vivir, mientras haya algo que hacer (o más bien que desear). 
De una cosa estoy segura: confiar plenamente en algo es imposible. 

VI.

No soy tan buena en palabras como me gustaría ser. Incluso yo lo hago más complicado de lo que en verdad es. Pero las personas como yo somos un poquito así. Preferimos escribir.
Tienes más tiempo para pensar lo que poner. Y si no te gusta lo que has escrito, lo borras, lo tachas o lo rompes. Sin embargo, con las palabras dichas no pasa lo mismo. Puedes equivocarte, y rectificar, pero siempre quedará en las mentes lo que se dijo. Y eso en una cabeza es muy difícil de eliminar, creo yo.

Tampoco soy tan buena en escribir como me gustaría ser. Incluso yo lo hago más complicado de lo que es, para que a veces, sin querer, se entienda al revés. 
Controlar las letras nunca fue mi fuerte, pero de vez en cuando me siento relajada soltando mi yo más desconocido. Supongo que como cualquier otra persona que escribe. 

Imaginar sin embargo, se me da genial. Las cosas brotan solas, sin necesidad de estar perfectamente dichas o escritas. Hablan y se escriben por sí solas. Uno tan solo se limita a seguirlas y a ir creando a partir de ahí, lo demás.
Supongo que no todo el mundo tiene imaginación. Hay a gente que la Imaginación le visita pocas veces en la vida. Y a otras personas todos los días. Yo soy de las personas a las que la Imaginación le visita frecuentemente, pero no con tanta normalidad como a las que visita siempre.  

Para mí tener imaginación es algo fundamental. Pero conservarla es algo mejor. No me refiero a utilizarla para cosas negativas como en una mentira. Si no para escribir, describir algo más allá de lo que se ve, siempre y cuando no desviándola completamente de lo real. 
En un dibujo, la imaginación es algo necesario. Uno no sabe qué dibujar, cómo pintar a una persona o representar un lugar sin antes visualizarlo en su mente. Y es esto que la imaginación tiene una fuerza bestial. Al igual que en una canción, en una escultura, en una obra, un baile, un libro...Para todo necesitamos imaginación. 

Cuando somos pequeños la imaginación nos viene dada. Es como algo innato que creamos nosotros sin querer. Pero con el tiempo solo algunas personas se siguen quedando con ella. Otra sin embargo, deciden desprenderse de ella, y no nos damos cuenta que en realidad todos somos un poco niños. Quiero decir: siempre mantendremos el niño que llevamos dentro, y la imaginación.

A mí, me encanta imaginar. No os voy a negar que muchas veces no me imagine en lugares que probablemente ni existan. Y tampoco voy a negar que hay viejos lugares que uno mejora con la imaginación. Piensa en cómo fueron, o cómo serán con el tiempo.
Y lo mismo con las personas. Imaginamos cómo podrán ser, qué profesión podrían ocupar, y cuales podrían ser sus inquietudes.

Se vende pasaje para lugares imaginarios.

[...]

VII.


A día de hoy puedo decir que me siento bien al ser como soy, lo que soy. Si no fuese así, tampoco podría cambiarlo. No elegimos lo que queremos ser, lo que queremos sentir... quién queremos ser. Yo me conformo con lo que tengo, y que si algo viene así, es porque tiene que venir. La vida nos pone a prueba, supongo que todo es cuestión de superarse, y yo lo estoy haciendo día a día. Quizás esté un poquitín loca. Pero adoro cuando alguien sonríe gracias a una de mis locuras. Es especial el sentir que alguien es feliz al estar a tu lado. 
Soy castaña, ¿la verdad? Me gusta serlo, ¿por qué no?Al igual que no soy muy alta, pero te recuerdo.. 'Que los mejores perfumes se guardan en frascos pequeños'. 
Tampoco soy perfecta, de hecho, no creo en la perfección. Pero creo en que lo especial se encuentra entre los defectos y las virtudes. Pienso que para demostrar el amor, no hay por qué estar recordándolo a todas horas, se me hace un poquito pesado, la verdad, pero sí, demostrarlo con pequeños detalles. Me suele impresionar lo más común. A veces, en la sencillez se encuentra lo más bonito. Creo en que después de una puerta, siempre habrá otra, que si es mala, habrá una buena, pero que en una de ellas se encontrará la más indicada,la verdadera. ¿Por qué no creer en el amor a primera vista? Me parece el más bonito, el más puro, pero eso no quiere decir que los demás no lo sean. Quizás sea un poquito rara, pero soy como soy, y eso nadie lo va a cambiar. Y ya está.



VIII.

No sé qué me pasa. La falta de confianza en mí misma. Nunca pude considerarme mejor en nada. 
Para mí hacer algo era por mérito propio, sin esperar palmaditas en la espalda. No sé. Tengo el sentimiento nulo de la competitividad. Poco a poco empecé a darme cuenta que aquí todo se basaba en una competencia, el todos contra todos, el destacar y llegar a ser el mejor en algo. Que todo lo que hacías mal te lo recordaban una y otra vez, y si no destacabas en algo eras peor. Sinceramente nunca llegó a importarme del todo, era pura competencia, no el más fuerte es el mejor, a veces tiene más mérito el hecho de vencer el miedo a enfrentarse con el gigante. Pero quizás poca gente vea eso, hoy en día estamos muy metidos con el avasallamiento y el pisotón al débil, no nos damos cuenta que los peores van vestidos de traje y corbata. Me da igual completamente destacar en algo, si lo consigo es porque quiero y de verdad me lo he currado, no espero nada de nadie, sé que todos los fallos los van a recordar, las victorias muy pocas veces. 
Probablemente tropiece con miradas por encima del hombro muy a menudo, la mayoría de la gente es así. Pensamos que nos va a venir todo dado. Y que yo que sé, con todas mis neuras, inestabilidad y demás mierda mental tengo algunas cosas claras, poquitas, pero muy claras.
Conmigo que no cuenten.

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