octubre 23, 2013

bah

Siento decirte que en este blog no pretendo que tus ojos lean lo que quieren leer. Así que si has venido por eso, me parece que este no es el lugar. Sólo expongo mis más sinceros pensamientos, mis dudas, sueños, lo que siente mi corazón en este instante (cuando sé que puedo explicarlo, supongo).
Desahogarme de esta forma creo que es más fácil que estar callada.



que nadie lo note

¿Bien de bien o bien de totalmente jodida pero que no lo note nadie?
Menuda forma más cobarde de decir que estás destrozada.

octubre 22, 2013

querido desconocido:

Hoy mis palabras se han empeñado en escribirte a ti.
Parece como si, por unos segundos mi mente no guiara todas estas palabras
y escribiera el corazón. ¿Qué te parece querido desconocido? Porque puedo llamarte así, ¿no?

Sangrar sobre el papel sueños y deseos, (tú me entiendes), mancharlos de lágrimas y secarlos con sonrisas. Quizás necesite un par de cajas de pañuelos desechables para terminar el día. Porque te hablo a ti, pero a la vez me hablo a mí misma. Supongo que me entiendes.

¿Alguna vez te has levantado con un sueño y las ganas de cumplirlo? Yo siempre me lo recuerdo. 
¿Alguna vez has sentido tanto una canción que has entendido hasta sus comas? ¿Sientes el olor a tostadas que hay desde la cocina? ¿Has disfrutado de algo más cómodo que los silencios? 

Es un placer, ¿no te parece? Deberíamos actuar sin pensar, porque darle la vuelta a las cosas puede llegar a hacernos perder oportunidades muy valiosas. Y la vida es corta para perderlas, y poca para todo lo que tengo que escribir.
Por hoy la carta, o como quieras llamarlo es breve. Pero que sepas que es sólo el comienzo. 
Ahora te escribo a ti, o a mí. No sé. Estoy perdida, sigo perdida, y me encanta.
 Porque no te conozco, ¿no? bah, da igual querido desconocido, la suerte ya está echada. Un placer.

Con cariño: otra desconocida, (o puede que no tanto).

el día en que todo me importe una mierda

La preocupación me recorre las venas con una tranquilidad aterradora. Curioso, ¿no?
Me acostumbro a estar preocupada, a vivir pensando en un cúmulo de cosas que probablemente no me aporten nada. A mirar a mi alrededor. No quiero creer que cuando alguien ríe lo haga de mí. Tampoco quiero seguir pensando el que no soy suficiente.
Porque supongo que tengo que serlo, ¿no?
Aquí todos, absolutamente todos estamos porque queremos. Y yo, lo que quiero es a alguien que mirándome a los ojos entienda todo lo que me pasa. Que me pueda leer como un libro abierto, y que entienda por qué hago lo que hago. 
Quiero gritar todo lo que callo, que puede que tenga mucho que decir. Mirarme y sonreír. Estar cómoda conmigo, porque sólo así la gente se dará cuenta de la confianza que guardo conmigo misma.
Quiero decir algo sin importarme lo que pueda afectar a los demás, porque mi opinión también cuenta, ¿no?
Quizás necesito ese jarrón de agua fría que me haga despertarme y disolver todas estas tonterías, que probablemente nunca tuvieron fin. Necesito, crecer e imponerme. Decir: "aquí estoy yo" o un "vengo con fuerza".

'Puede ser duro, pero si no te quieres tú, ¿quién te va a querer?'

octubre 21, 2013

sé que no soy lo que buscas

Podría considerarme una chica normal. No tengo ese punto especial que puedas encontrar en cualquier persona especial, ni siquiera tengo un punto distintivo que haga considerarme diferente. Solo soy normal. Solo soy yo.

Aunque, no voy a negar que en algunas situaciones no me haya sentido diferente, porque mentiría. Pero probablemente, todos, alguna vez en la vida se han sentido así. Así que ya ves.

Pero esto no quiere decir que sea simple, más bien, soy algo complicada. Entenderme a veces puede ser un caos, tanto que querrás salir corriendo. O quedarte. No sé.

Nunca olvido, aunque pueda llegar a decirte lo contrario. Soy muy del "perdono, pero no olvido". Quizás esto me haya jugado malas pasadas. Aunque puedes llegar a acostumbrarte, ¿no?


Escondo mis sentimientos tan mal que acaban fusilándome. Ojalá nunca te des cuenta. 

Intento saltar los altos muros que me creo a mí misma para asegurarme de que sigo teniendo puntos débiles, o al menos de que no me he consumido. No sé si me explico.

Soy esa chica que comete muchos errores, que es un pato en mil situaciones, la que pierde mil oportunidades y se arrepiente mucho de las cosas.


Que no sabe a veces a dónde ir, (por no nombrar todas), ni siquiera sabe qué pensar. 


Tan desilusionada de algunas personas que la rodean, que confiaba en quien no debía.


Quizás sea algo bueno que intento hacer sonreír a otros antes que a mí,  ¿podría considerarse un punto a favor?




Somos piezas de un puzzle. Complementamos con otra, 
otra pieza tiene lo que nos falta a nosotros,
y nosotros tenemos lo que a esa pieza le falta. 
Podríamos hablar de 'una media naranja'. 
O mejor solo llamarlo 'piezas desperdigadas que 
no sabe cuál es su lugar'.
El problema es que todas estas piezas somos nosotros.
Estamos desperdigados, y, desordenadas, 
como al principio de un puzzle. 
Nos falta buscar y dar con la pieza ideal para nosotros.
De nosotros depende, terminar el puzzle o dejarlo incompleto,
para siempre.

octubre 20, 2013

cosas

Las cosas no se me dan bien, o bueno, no se me suelen dar bien. Por muy bien que vaya algo, a medida que pasa el tiempo algo se jode. 
Y debería estar acostumbrada.
Pero no.
No sé.
Tampoco sé como tratar a la gente. Quiero decir: para dar consejos a veces soy de las mejores, pero otras veces no sé ni por donde salir. Y es más, de qué me sirve dar los mejores consejos, si luego yo, no sé, o no quiero aplicármelos a mí misma.
Soy tímida en la mayoría de las situaciones, por no decir absolutamente todas. Aunque ya estoy empezando a controlar no ponerme roja por cualquier cosa.

Odio esperar, y más cuando lo que espero es muy importante para mí, pero para esas cosas, sí sé esperar. Y quizás sea genial para alguien impaciente. Aunque yo no estoy del todo segura.

Suelo ser una persona, a priori, alegre. Y lo más probable que si me ves sea sonriendo. Aunque una cosa es la sonrisa y otra la mirada, que yo, no consigo descifrar del todo en otros, pero en mí bastante.

Tengo un don, un don para el desastre. Pero suelo concienciarme de las cosas malas mucho antes de que ocurran, para que así, duela menos. Y mejor, te lo aseguro. Digo te y no os porque no creo que más de una persona esté aquí leyéndome, o que haya llegado hasta estas líneas. Y lo más probable es que sea yo ese 'te'.

No soy una persona que confía en la gente a los tres días de conocerla. Para nada. Para mí, la confianza, la buena confianza y de verdad es la que mantengo a muy poquitas personas. Y te puedo asegurar, que es mucho mejor.

No espero nada de nadie. Porque, con el tiempo me he dado cuenta que la gente siempre pide, pero nunca da. Y yo, estoy harta de entregar tanto para no recibir nada. Y eso te enseña a ver lo tonta que puedo llegar a ser.

Lo peor. Que no aprendo. Suelo darme la (misma) hostia, más de una vez. Porque pienso que la primera ha podido ser así, pero que la segunda puede cambiar. Y no. Normal. Siempre es la misma, el mismo tipo, la misma cantidad, el mismo asunto y la misma hostia.

De tanto equivocarme suelo no pensarme algunas cosas, si total, darme otra más no me va a doler. Aunque no puedo evitar decir que, tengo que pensarme mil y una veces la misma cosa, el mismo problema. Soy así de rayante y espero que nunca tengas que llegar al semejante lío que se monta mi cabecita.
Por suerte, o quizás sea por mala suerte, acierto muchas cosas. Pero no acertar cosas buenas como tener tres opciones y acertar la correcta, no, eso no; sino de acertar cosas malas, decir que no me llego a fiar de alguien porque pienso que tarde o temprano me la va a jugar y ¡bingo!

Así soy. Rodeada de mala suerte, normalmente. Si algo es malo, me toca a mí. Y si es bueno, ni me roza.

No sé.

Y, ojalá nunca sepas de lo que hablo.

Deberíamos hacer un contrato, o un pequeño pacto de dos. 
Un acuerdo algo así como "estaremos para siempre". En el que se estipule que nos guardaremos en la memoria, que seguiremos el rastro cuando nos perdamos en nosotros mismos, que seremos prioritarios aún cuando haya muchas cosas por hacer, por tanto, que tengamos ese "tú, ante todo". 
Podríamos tratar en él algo así como que yo cocino todos los días, excepto los domingos, aunque podríamos negociarlo. Claro que, no deberíamos olvidar incluir que surcarás con las yemas de tus dedos mi piel y yo conoceré el sabor de cada uno de tus besos. Y si quieres, que tomaré tu brazo cuando caminemos por la calle y que, de vez en vez, miraremos las estrellas. Entre las condiciones debe estar que seremos fieles, y, si estás de acuerdo, que no comeremos perdices como en cualquier final de cuento. A todo esto agrega que nos acurrucaremos cuando haga frío, que tendremos nuestro propio lenguaje, uno telepático con miradas, una sonrisa o un guiño; que haremos travesuras para romper la rutina y la obligación de comunicarnos cuando algo nos moleste. Entre las generalidades habrá que escribir que reiremos todo el tiempo, que tendremos un apodo de cariño y me darás un millón de besos diarios, aunque a esto también estoy dispuesta a negociar. Por último, en anexos, sólo quiero anotar que puedes contar conmigo para lo que necesites, que te querré como nunca y como siempre, que intentaré hacerte feliz todos los días. 
No hagas caso de lo suspicaz de un papel, porque mi contrato no expira, está escrito en mi corazón, el primero y el único, tu refugio, si quieres.

y cómo salgo.


Me he vuelto absoluta en cuanto a ti; no quiero conocer a nadie más, porque sé que no me complementarán como lo haces tú.
Y quizás esto sea algo muy trágico, pero - sin prometer - te digo que estoy dispuesta a correr todo riesgo que implique todo esto.

puñadito de cosas que nadie debería saber

Las personas como yo no aspiramos a conseguir buenos finales. Los comenzamos y nos quedamos a medias, normalmente.
Fallamos siempre, y eso es algo que no falla. Y no me refiero a fallar de faltarle a una persona, sino de tropezar y caer, de equivocarse.
Intentamos darlo todo sin llegar a tener nada, y menos sin esperarlo.
Hacemos las cosas horriblemente mal, lo peor que podemos y es algo que no podemos evitar, el problema es ¿cómo hacerlo bien? que es en lo que fallamos.
Nos echamos la culpa por las cosas que nos han ido mal, por ser imbéciles o no saber manejar una situación que quizás tú harías con los ojos cerrados.
Preferimos la verdad ante todo, aunque mate y luego acabamos mintiéndonos de más a nosotros mismos. 
Es lo que tiene, que somos contradictorios. Sólo sabemos buscarle el lado malo a las cosas pero intentar sacar una lectura positiva después de todo. No sé. Esa es la mejor respuesta para alguien como yo. Ni siquiera sabemos qué responder a un 'te quiero'. No nos guiamos por un sí o un no rotundo, mejor un quizás, sin renunciar a una opción. Estamos completamente jodidos, pero esperamos que nadie nunca se de cuenta.Y a veces escondemos fatal los sentimientos.


No sé.


Morimos en cada intento. No aprendemos, pero de tanto caer nos da igual volver a intentarlo.
Así que, a ti, que lees esto, no te recomiendo que acabes cogiendo cariño a alguien como yo. Complicada e inestable, y aún más indecisa. Que le da igual el guión de la historia, no sé si me explico.
No tenemos ni idea de lo que hacemos, solo improvisamos sobre la marcha. Y eso nos ha traído más que sorpresas, malas en su mayoría, para qué negarlo.
No se nos da bien hacer las cosas correctas, ni sentir bien, ni dirigirnos bien. Quizás solo sepamos autodestruirnos, y poco más. (Que se nos da de puta madre).
Ojalá no te topes nunca con alguien como yo. O sí, no sé. Porque somos de irnos, pero de algo aún peor, de volver.