octubre 22, 2013

el día en que todo me importe una mierda

La preocupación me recorre las venas con una tranquilidad aterradora. Curioso, ¿no?
Me acostumbro a estar preocupada, a vivir pensando en un cúmulo de cosas que probablemente no me aporten nada. A mirar a mi alrededor. No quiero creer que cuando alguien ríe lo haga de mí. Tampoco quiero seguir pensando el que no soy suficiente.
Porque supongo que tengo que serlo, ¿no?
Aquí todos, absolutamente todos estamos porque queremos. Y yo, lo que quiero es a alguien que mirándome a los ojos entienda todo lo que me pasa. Que me pueda leer como un libro abierto, y que entienda por qué hago lo que hago. 
Quiero gritar todo lo que callo, que puede que tenga mucho que decir. Mirarme y sonreír. Estar cómoda conmigo, porque sólo así la gente se dará cuenta de la confianza que guardo conmigo misma.
Quiero decir algo sin importarme lo que pueda afectar a los demás, porque mi opinión también cuenta, ¿no?
Quizás necesito ese jarrón de agua fría que me haga despertarme y disolver todas estas tonterías, que probablemente nunca tuvieron fin. Necesito, crecer e imponerme. Decir: "aquí estoy yo" o un "vengo con fuerza".

'Puede ser duro, pero si no te quieres tú, ¿quién te va a querer?'

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