diciembre 05, 2013

Qué formas más bonitas tenemos de hacer las cosas mal.
Somos personas que fingen oír llamadas para intentar escapar un poco del agobio.
Somos personas que eligen las fotos en las que no salimos tan mal.
Somos personas que intentamos tirar por lo nuestro y puede que a veces nos haga un pelín egoístas.
Somos esas personas que cogen los folletos que reparten en la calle porque no sabemos decir que no, y luego, lo pasamos mal mientras intentamos tirarlos sin que se den cuenta.
Somos esas personas que intentan colocarle un poco los platos al camarero de un restaurante, aunque luego acabamos colocándoles los cubiertos mal.
Somos esas personas que sostenemos la puerta a la persona de atrás y luego esa persona deja la puerta cerrarse en las narices del siguiente.
Somos esas personas que escuchamos a la gente para que luego no se sientan mal y luego ni nos enteramos de lo que dicen.
Somos esas personas que llevan la mirada al suelo con el miedo de cruzarse con la mirada de alguien que busca otra persona.
Somos esas personas que a veces cortan a otras mientras estaban hablando para que no se nos olvide lo que íbamos a decir.

En el fondo, no somos tan diferentes.

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