noviembre 22, 2013

Vengo a hablaros de las personas. De los mil mundos que se esconden tras ellas, y el poco tiempo que le dedicamos a conocerlos.
Las primeras impresiones, nunca fueron buenas. Quién sabe cómo es una persona por su aspecto, por la impresión que éste nos ha dado y ha llegado directamente a nuestros ojos. Y puede no ser la correcta.
¿Cuántas veces hemos dejado de conocer a una persona por solo la impresión que hemos tenido de ella? Nos guiamos por una idea que no para de rotar por nuestra cabeza, la idea de "la primera impresión" y si esta ha sido mala, ahí señores, ahí la hemos cagado y ya no hay nada que hacer. Y digo que no hay nada que hacer porque pocos son los que, dan alguna (que otra) oportunidad.
Somos muy de "no voy a perder el tiempo" pero, ¿y si esa persona nos lo cambia por completo?
Hablo de sorprendernos. 
¿Alguna vez habéis visto a una persona y habéis pensado: "esta, esta es la persona con la que quiero mantener una conversación y no me importaría que no acabara nunca"? Han sido pocas, eh. 
Supongo que deberíamos conocer mejor a una persona y no guiarnos por apariencias, que, por desgracia sucede muy a menudo. Quién se va a lo difícil de entender y lo que puede hacerse de una manera u otra especial teniendo lo fácil que no es igual, pero no complica tanto. Os digo que, las personas difíciles son las que merecen la pena. Aunque te introduzcan a un caos del que quieras salir corriendo (o quedarte).
Cada persona es un mundo. Una historia. Diferentes. 
Quizás y sólo quizás así algún día encuentres lo que buscabas. Puede que lo acabes encontrando en alguien que no consiguió darte una buena impresión, o puede que sí. Que la encuentres y digas, es esa persona.
Y no haya duda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar huella aquí